De la misma manera que los juegos y juguetes, los libros deben ser parte del entorno de los niños; pero no como un accesorio decorativo, sino como instrumentos de aprendizaje, fuente de conocimientos, medio de entretenimiento y ayuda para desarrollar sus habilidades y destrezas.
La mayoría de los seres humanos aprendemos a leer gracias a los libros que formaban parte de nuestra biblioteca infantil: los textos de la escuela, las historias de cuentos, fábulas, leyendas y novelas famosas.
La lectura propia, o a través de nuestros padres, abuelos u otros familiares, nos transportaba a otros lugares reales o imaginarios y nos hacía sentirnos parte de esas historias llenas de aventura y de emocionantes vivencias.
A través de los libros descubrimos mundos nuevos y encantadores que en muchas ocasiones nos hicieron sentir parte de esa fantasía casi mágica.
El acto de leer
La lectura se inculca desde la cuna e incluso antes, cuando el bebé está en el vientre materno. Debido a que es un hábito que genera complaciente placer, hay que leerles a los pequeños para desarrollar en ellos el gusto por los libros. Así como platicamos y los hacemos escuchar música, también hay que dedicar un tiempo para compartir en voz alta la lectura de textos agradables para ellos y para nosotros. En la medida en que nosotros disfrutemos leyendo, estaremos compartiendo la sana y alegre acción de la lectura.
Hagamos que este hábito no se desvanezca con el paso del tiempo. Los niños crecen con salud mental si fomentamos que diariamente dediquen un tiempo determinado a la lectura, de preferencia en el mismo horario. Hay quienes leen antes de dormir o después de la comida. Pero cada quien habrá de adoptar su propio horario. Y algo más: hagamos el hábito compartido, de tal manera que todos en familia demostremos que el acto de leer no es una obligación, sino un agradable pasatiempo.
Estímulos de la lectura
Leer libros no es una pérdida de tiempo, es darnos la oportunidad para crecer emocionalmente, ya que la lectura posibilita adquirir conocimiento del mundo. Con los relatos y narraciones de autores clásicos y contemporáneos descubrimos la forma de vida de personajes de todos los tiempos. Pero también nos adentramos en lugares, espacios, experiencias y pensamientos enriquecedores y diversos. Cada libro tiene su peculiar riqueza, que se abre a los ojos de los lectores en cuanto nos desplazamos por sus letras.
Las emociones que nos describen nos transportan a la alegría o a la nostalgia; al asombro, a la expectación, incertidumbre, miedo o terror que el autor nos va compartiendo y llevando consigo. De esa forma estimula nuestros sentidos.
También nos hace imaginar a los personajes, con esas características que, definidas en mayor o menor medida en el relato, parecen tomar vida en nuestra mente, con sus bondades y maldades de por medio.
Y recreamos en nuestra imaginación todo lo que envuelve el texto literario que estamos leyendo; cada vez que volteamos la hoja, a medida que avanzamos en nuestra lectura, descubrimos escenas, datos, personajes y detalles que van ampliando nuestro panorama de la historia, esperando ávidamente que lo que nuestra mente ha creado tenga un feliz término.
Esas son las dos principales virtudes de la lectura: estimula nuestros sentidos y activa la imaginación.
Crear y recrear
Hay libros para todos los gustos y necesidades: para aprender, para ampliar nuestra cultura, para entretenernos y divertirnos, para guiarnos por disciplinas y actividades diversas, para formarnos o para informarnos; en fin, hay libros para casi todo lo que queramos.
La lectura nos da la oportunidad de crear, pero también de recrear. Con los libros de formación y disciplinas de desarrollo podemos adquirir herramientas para crear un sinfín de objetos útiles. Asimismo, los libros posibilitan ampliar nuestros momentos de recreación, aquellos que nos dan una vida más emocionante y amena.
Tenemos muchas razones para comenzar con nuestro hábito de lectura, si aún no lo tenemos. Y fomentemos en nuestros pequeños ese fructífero hábito. Vamos a demostrarles, con hechos, que la lectura es un deleite para nuestros sentidos y un arma para mejorar nuestro desarrollo emocional.
Ahora que internet y las redes sociales se han hecho tan populares, tal vez sea el momento de aprovechar la facilidad que nos brindan para comunicarnos con los demás para compartir – y por qué no, hasta presumir – con nuestros familiares y amigos los libros que hemos leído o el que estamos leyendo ahora. Es más, podemos retar a nuestros contactos y amigos de Facebook, para ver quien lee más libros al mes. ¿Qué les parece?
Texto de Víctor Salcedo del Moral; escritor, guionista y productor de radio.