Y tú ¿Sabes contar un Cuento?

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Y tú ¿Sabes contar un Cuento?

Parece fácil, pero contar un cuento requiere de algunos trucos básicos, Y tú ¿Sabes contar un Cuento?

Sigue leyendo y descubre algunos consejos que estamos seguros te ayudará a convertirte en un gran contador de cuentos.

Habrá quienes tengan la facilidad para expresar lo que leen o quienes ya conozcan la historia y puedan relatarla con mayor libertad.

Sin embargo, muchos otros tendremos que ayudarnos con algunos trucos.

Saber contar un cuento no tiene que ser complicado, existen algunas técnicas de actuación que ayudarán a mantener el interés de los espectadores, Por ejemplo:

Conocer la historia

Se debe haber leído no una sino varias veces el cuento que vamos a contar.

Es necesario no solamente conocer, sino dominar la historia y sus personajes.

Durante la narración no olvides datos importantes, por ejemplo, nombres, escenas o puntos trascendentes de la historia.

Usar el lenguaje adecuado

Del mismo modo, para favorecer la comprensión de los niños debe emplearse un lenguaje simple, claro y coloquial, en concordancia con el rango de edades al que nos estamos dirigiendo.

Por lo tanto, si entre el público hay pequeños de menos de 5 años, se deben evitar palabras de difícil comprensión.

De esta manera también estaremos ampliando su vocabulario. Sin embargo, para evitar el aburrimiento o el cansancio no hay que exagerar en la explicación sobre el significado de una palabra, puedes buscar sinónimos.

En algunos cuentos hay que utilizar un lenguaje adaptado, pues como los autores son extranjeros usan modismos que el editor solamente tradujo literalmente.

Pausa y entonación, para despertar expectación

Son dos ingredientes clave en la narración, pero hay que saber en dónde utilizarlas.

Hacemos una pausa al final de una frase o entre dos palabras para indicar que lo que diremos a continuación tiene un significado especial o un valor importante en nuestra historia.

Del mismo modo cambiamos la entonación cuando en la historia aparece un elemento sorpresa, que implica un cambio en el desarrollo de la historia.

Un ejemplo de ambos: hacemos una pausa si decimos “… y cómo los cochinitos querían vivir sin sobresaltos… JAMÁS VOLVIERON A SEPARARSE”.

Y utilizamos el cambio de entonación para resaltar que: “… de pronto salió una ¡SERPIENTE! y todos corrieron despavoridos…”

Lo más importante es meterse dentro del cuento y crear esa atmósfera de comunión entre la historia, el público y el narrador, despertando así la expectación.

Descripciones que permitan hacer volar la imaginación

Por otro lado, cuando la historia no lo requiera debemos evitar las descripciones detalladas, pues permiten que los niños desarrollen su imaginación.

Incluso en estos casos podemos interactuar con ellos y preguntarles:

¿cómo se imaginan que era la bruja? ¿Alguien puede imaginarse a detalle aquel castillo?

Y dejar que ellos aporten ideas y hagan suyo el cuento. Si no hay aportación por parte del o los espectadores debemos continuar la historia describiendo brevemente la escena o el lugar de la acción.

Transmitir un entusiasmo auténtico

Si fingimos interés nuestra simulación tarde o temprano delatará que estamos contando el cuento por cumplir una obligación.

Pero qué tal si realmente nos entregamos al papel que nos corresponde y nos damos ese gusto de hacer que aquella historia que estamos contando nos hará auténticos narradores de cuentos.

Para eso hay un recurso valiosísimo: el entusiasmo.

Es decir, la buena disposición para contar un cuento es esencial.

Como dicen los artistas, hay que “echarle sentimiento” y eso se logra con mucho entusiasmo.

Diferencia entre cuento leído y cuento contado

Hay una enorme diferencia entre leer un cuento y contar un cuento.

Leer es solamente remitirnos al texto, y aunque sepas leer muy bien y de corridito, no transmitirás lo mismo que si te decides por contarlo.

Leer no nos permite ver a nuestro público, contarlo sí.

La vista facilita la comunicación y la transmisión de emociones en ambos sentidos.

Contar un cuento también nos permite mantener vivo el interés y si vemos que de repente ese interés ha decaído, le damos a uno de nuestros espectadores un papel en la historia y así captaremos su atención.

Contar un cuento también significa actuarlo, es decir interpretar cada personaje en su papel y hacer que el público participe con algún efecto de sonido o con algún coro.

Por ejemplo: “El borrego berreaba…” y del otro lado se oía que el “coyote aullaba…”.

Los que están a la derecha hacen el papel del borrego y los que están a la izquierda del coyote.

Más tips para ser un buen narrador

No hay que gritar. El toque de misterio se consigue mucho mejor a media voz, modulando bien las frases y con perfecta nitidez en la articulación de las palabras.

Aunque son frases muy trilladas podemos comenzar con “Érase una vez…” o “Había una vez”, para transportar al público al terreno de la fantasía del cuento.

Del mismo modo, al terminar es común despedirnos con el clásico “Y colorín, colorado, este cuento se ha terminado”, con el que regresamos a nuestros espectadores al mundo de la realidad.

En definitiva, saber contar un cuento no es tarea fácil, pero si sigues los consejos anteriores cada día tus narraciones irán mejorando y mantener el interés de tu audiencia será más sencillo.

No te olvides tampoco de tomar en cuenta la edad y los gustos de quienes te escuchan. En algunos casos puedes incluso utilizar accesorios, pero esa, es otra historia.

Consejos de Víctor Salcedo del Moral, autor de cuentos infantiles.

Sigue esta liga para ver la infografía completa. (http://editorialgarcia.com/sites/default/files/infografias/infografia_como_contar_cuentos.jpg)

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